sábado, 5 de abril de 2014

Paréntesis para futuros tesistas


Antes de seguir desgrabando entrevistas (una actividad monótona, que lleva muchísimo tiempo y que, en este momento, me aburrió), la cabeza me pide a gritos que pare y me tome un descanso. Y escriba el blog, obvio.

Hace unos días, la semana pasada, visité la Facultad por un par de cuestiones. Entre una cosa y la otra me crucé en los pasillos, con gente conocida. Como era de esperarse, me puse al día de esto, lo otro y lo de más allá, pero hubo alguien que me dijo: "Leo tu blog y ahora me da miedo empezar la tesis". ¡Ah, bue! A lo que le respondí: "¡No tengas miedo! Yo sólo estoy brindando un servicio de advertencia acerca de las inclemencias del estado del tesista", o algo más o menos parecido.

No intento atormentar a ningún futuro tesista y mucho menos desanimarlos, sino compartir la experiencia del tesista mundial, el que se encuentra en el camino y también del que está al lado, que sabe que lo tiene que retomar pero le da bastante fiaca y prefiere seguir surfeando por ahí.

Ahora, te digo a vos. ¡Sí, a VOS! Que estás en vísperas de comenzar el Trabajo Final de Integración (como me corrige siempre mi director cuando digo "Te mando avances de la Tesis"): ¡NO TEMAS! Puede ser que te dé un poco de miedo empezar a tesitear debido a mis comentarios y mi experiencia, ¡pero nada que ver! Te recomiendo que te lo tomes con calma y, si tenés el tema elegido, que le des para adelante.

Total, la tesis dura para toda la vida. ¿Muy desalentador? En absoluto. Está bueno saber que nunca vas a estar solo, sino que la tesis siempre va a estar a tu lado, for ever and ever.

To Be Continued...


viernes, 7 de marzo de 2014

Es la hora es la hora


Siempre escribo más o menos en el mismo horario, un poco más temprano o más tarde, pero siempre en la misma franja nocturna. ¿Será que después de estar todo el día junto a la compañía tediosa de la tesis, llega un punto en el que la tolerancia se reduce a casi cero?

Posiblemente sea porque después de varias horas de convivencia llega un momento en el que es necesario comenzar las quejas del día. Como cuando te pasás todo el día en la oficina y el compañero más cercano a tu escritorio, por más que no haga nada, te molesta hasta que respire. Bueno, me pasa casi casi lo mismo, no lo de la oficina, porque trabajo desde casa, por suerte. Pero me afecta en exceso la omnipresencia de apuntes y notas, fotocopias y libros enteros, junto con los doce documentos de Word abiertos en la barra de inicio, porque saco datos de un lado, tomo apuntes de otro y tengo borradores de borradores de borradores por las dudas.

Bueno, es momento de volver a las tareas académicas. Me calmé un poco. Ahora sigo tipeando, aunque ya no sepa qué es lo que escribo gOWNV oiewjofimcmsdokq+ aoimcoae +¿03'2orkef.


jueves, 27 de febrero de 2014

Blog: Prometo no volverte a abandonar.


Hace mucho que no escribo en el blog, hace más de un mes. ¡Demasiado tiempo! "Dejá de escribir el blog y ponete con la tesis", me dijeron. ¿Y qué hice yo? Escuché y dejé de escribir el blog. ¿Me puse con la tesis? No, no hice ninguna de las dos cosas.

Lo intenté. Confieso que lo intenté con todas mis fuerzas. Hubieron días de mucho calor, donde escuchaba el chapuzón de mis vecinos en sus piletas de lona mientras intentaba concentrarme en redactar algo, era completamente una tortura. Me ponía la pila de textos al lado de la compu e intentaba ordenarlos para decir "sí, tengo todo ordenado y claro, voy a empezar", pero con esa música de verano, niños zambulléndose y temperaturas demasiado altas, era imposible. Escribir un poco e intentar terminar otro capítulo más era lo que quería. No pedía inspiración en inmensas dosis para escribir, sólo un poquito. No pretendía ser una Marx dos y mandarme un Capital Bis. No, nada de eso. Mis pretensiones tesísticas eran modestas.

Aviso que para calmar mi conciencia a esta altura del año que recién comienza, la inspiración me invadió un par de veces. No con mucho entusiasmo, pero estuvo de mi lado, y en ese momento mis dedos volaron y empezaron varios capítulos, que ninguno fue terminado aún, por supuesto. Dejar el blog tampoco hizo la gran diferencia. ¡Pero la intención estuvo! Hay que tenerlo en cuenta.

Tal vez ahora tomo envión con la excusa de que "empiezan las clases" y me pongo en modo turbo para ver si puedo avanzar bastante más de lo que lo hice durante el verano. Pero no me arrepiento de mi veranito. Bastante movido y entretenido. Podría decirse que fue bien disfrutado.

Igual, blog, ¡prometo no volverte a dejar nunca! Quedate tranquilo. Perdón por abandonarte y dejarte a la deriva. ¡Me arrepiento! ¡Antes dejo la tesis! De todos modos, ese fue el motivo por el cual te inicié, ¿no?

I LOVE BLOGGING





jueves, 16 de enero de 2014

Empezar otro capítulo, ¡todo un tema!


Anoche me topé con una ensalada de sentimientos encontrados. Por un lado, disfruté la gran alegría de poder terminar el primer capítulo de mi eterna tesis. ¡Qué felicidad! Pero por el otro... después de tanto festejo (interno, por supuesto) me di cuenta que no era una noticia tan buena... Si algo termina, significa que empieza otra cosa. Y esa otra cosa es un capítulo nuevo. Y en realidad, no sé si es lo que quiero...

Ya me había acostumbrado al tema, a los autores y a la forma en la que se relacionaban los conceptos. Estaba cómoda donde estaba. Llegando al final me sentaba a escribir ya sabiendo qué era lo que tenía que poner, porque ¡ya lo sabía! Venía hace rato con lo mismo.

Es como la facultad: deseás terminarla para empezar a trabajar de lo que estudiaste, pero después de rendir el último final te das cuenta que la vida de estudiante se te terminó y que ahora realmente no te queda otra que trabajar. Ese es otro capítulo, que tanto deseaste pero que, ahora que llegó, no querés abordar, porque se trata de empezar un mundo completamente nuevo y no sabés si te vas a acostumbrar. Bueno, así de dramático es mi momento.

¡Terminé un capítulo! Sí todo muy lindo, pero tengo que empezar otro. ¡Buuuuu! Tengo que reiniciar todo el proceso de mentalización sobre la temática que concierne a esa nueva sección. Ponerme a conversar con los autores, que son otros completamente distintos y que no sé si serán más simpáticos, porque medio que me olvidé un poco los puntos importantes que me dijeron cuando cursé la materia que los convocaba y a través de la cual llegaron a mi bibliografía.

No sé. ¡Es todo un tema!


lunes, 6 de enero de 2014

Temporada de verano

Hoy, después de una siesta bien merecida, me puse a corregir un par de cosas que mi director me señaló. Por suerte no fue tan grave, no era demasiado lo que había que arreglar, estaba todo medianamente bien lo que le envié.

Quise cambiar un poco y, en vez del escritorio de todos los días, no tuve mejor idea que trasladarme al patio. Aprovechando que los Reyes habían traído reposeras nuevas, me senté en una en compañía de mi tesis, mientras apoyaba los pies en otra silla y comía garrapiñadas de Año Nuevo.

Parecía todo muy lindo, hasta que los vecinos decidieron hacer uso de su nueva pileta. El problema no vino por que eran como veinte que hablaban y hacían chistes, y menos los niños que jugaban y gritaban como descosidos. No no. Lo que me lastimaba los oídos era el sonido de los chapuzones. ¡Te querés matar!

Ah... lo que hubiera dado por mojar los piecitos aunque sea. Abandonar el teclado por un momento y meterme al agua con un flota flota y una coca bien fresca, de esa que hace transpirar el vaso.

Lo superé. ¡Lo logré! Me negué a pensar que del otro lado del libustro existía el paraíso del momento, y me concentré en mi amigo Schvarstein y compañía. Pude corregir todo y dejé todo bien ordenadito. Mañana va a ser otro día y me va a tocar a mí hacer uso del cocodrilo inflable.

Martes #OFF


sábado, 28 de diciembre de 2013

Diálogo imaginario de la Cena de Fin de Año

Tía Abuela: -¿Y vos, nena? ¿Todavía seguís estudiando?
Yo: -No, ya terminé.
TA:- ¡Ah! ¿Y cuándo te recibiste que no me enteré?
Y: -No, todavía no me recibí. Ya terminé de estudiar pero estoy escribiendo la tesis, que es como un trabajo práctico gigante. Es lo único que me falta.
TA: -Ah, entonces no terminaste, seguís estudiando.
Y: -En realidad, terminé de cursar, pero todavía no tengo el título, me falta la tesis nomás.
TA: -¿Y te falta mucho?
Y: - Un poco. Es un trabajo bastante largo.
TA: -Así que todavía te faltan un par de años.
Y: -Sí, sí. Igual, espero terminar pronto.
TA: -¿Pero hace cuántos que venís estudiando? Ya estás en edad de recibirte, ¡eh! Mirá que estás grandecita para que te sigan manteniendo.
Y: -Sí, ya sé. Pero bueno, se hace lo que se puede.

Me atraganto con la porción de arrollado primavera. Tozo hasta ponerme roja como la borla que cuelga del árbol. Dejo de comer, me va a caer mal la comida. Gracias tía y feliz año nuevo.

¡Por un 2014 en compañía de la tesis! ¡Chin-chin!


martes, 24 de diciembre de 2013

La no carta

Llega Navidad, junto a la cena en familia y también los regalos. Con 24 años, dejé de ser una niña hace rato, o eso fue lo que creí cuando me fui a vivir sola para estudiar. Por supuesto que ya no le escribo cartas a Papá Noel, creo que la última fue hace dos décadas. Sin embargo, por más adulta que sea, por dentro siempre deseo que me regalen tal o cual cosa, o que mi tía se equivoque y en vez de adornos me traiga un par de zapatos de Saverio Di Ricci o que mi hermano este año se esmere. Pido imaginariamente mis regalos.

Este año, además de desear lo que dicen las vidrieras de todos los negocios (paz, amor, salud y prosperidad), quiero jugármela a lo grande. Deseo...deseo... ¡que mi director de tesis me diga que lo que escribí está perfecto! No, tiene que ser algo más. Deseo que... ¡la tesis se escriba mágicamente! ¡Nooo! Tiene que ser un deseo imposible que sólo se resuelva en Navidad, como en las películas. Entonces... ¡ya sé! ¡Quiero el título de Licenciada abajo del arbolito! Sí, ¡eso!

Algunos dirán que es pedir demasiado. Ya sé. De todos modos, no esperaba que se hiciera realidad, son ilusiones de adorno. Porque, por más carta que le escriba o no a Santa Claus y sus 38 mil renos, nunca me trajo lo que quería. Los rollers que quería a los 8 se convirtieron en ropa y la malla que pedí a los 16 terminó siendo un par de sandalias que nunca usé.

Mejor, no espero regalos y me prendó al pan dulce con frutas que me encanta y nadie come.

¡FELIZ NAVIDAD, COMPAÑEROS TESISTAS!