Si nos ponemos a pensar en cuestiones metodológicas, hacer un Trabajo Final de Integración (me tengo que meter ese término en la cabeza y sacarme tesis, según mi director) de manera grupal, sería más acertado que hacerlo individualmente. En el mundo laboral, ¿trabajamos solos? No, generalmente en equipo o, mínimo, junto a alguien más. ¿Cómo voy a ser capaz de crear un producto junto a mi cliente si lo último que me enseñaron y tuve que hacer en la Facultad fue un Trabajo individual? "No, señor, no me diga cómo le gustaría que su negocio fuera percibido frente a su público meta, porque yo voy a hacer lo que yo quiera, solita solita. Lero lero."
Si fuéramos dos o tres alrededor de un mismo tema, habría conclusiones más ricas, por el intercambio de ideas y la construcción de narraciones, observaciones y respuestas alternativas, debido a los múltiples puntos de vista disponibles. Además, estoy transitando el final de una carrera social, entonces ¡qué mejor que motivar la interacción y las relaciones interpersonales! Pero, principalmente y más que nada en el mundo, me entusiasma enormemente la idea porque me da muchísima fiaca ir hasta la panadería a buscar algo para acompañar el mate tesitero y, si somos varios trabajando, siempre le va a tocar a alguno diferente comprar las facturas para despertar las neuronas y enchastrar las fotocopias. Dicen que: "Apunte con mate es un apunte leído (y yo le agrego) y bien trabajado."
Finalmente, y para cerrar la cuestión que abordará mi próxima carta a ser elevada al Rectorado respecto de los múltiples autores de una misma tesis, cito las sabias palabras de un docente de la Facultad de Ciencias Sociales: "Las cosas más divertidas se hacen de a tres".
¿Por qué el TFI tiene que ser aburrido? Creo que no.