domingo, 5 de octubre de 2014

Tesis: un nuevo adverbio



Que la palabra tesis deje de ser sólo un sustantivo y también sea incluido como un adverbio, es lo que quiero. Que un solo término reúna todos esos sentimientos que me produce, me ahorraría mucho tiempo y muchas explicaciones.

Encontrarte con un ex compañero, amigo, familiar, conocido, ex profesor, extraterrestre, etc, y ponerte a charlar es genial. Pero todo cambia cuando te preguntan: "¿Y? ¿Ya te recibiste?" y tener que contestar: "No, casi. Estoy terminando mi tesis". ¡Si saben que estoy en el proceso...! Si ya la hubiera entregado y me hubiera recibido seguro se hubieran enterado porque hubiera sido la noticia del año. ¿Para qué me preguntan? ¿para hacerme sentir más angustia todavía?

Ya el hecho de decir que continuás, que todavía no la terminaste, te pone medio bajón. Una cosa es saberlo, otra peor es que te lo recuerden al tener que responder: "Ahí va, queriendo, ya falta menos. 'En cualquier momento la termino, eh.'" Y ya me agarra el bajón, me congestiono de las ganas de llorar que me agarran, se me nubla el día y me empieza a pesar la conciencia por estar charlando con esa persona en vez de estar tipeando mi próximo capítulo.

Por eso propongo que "tesis" deje de ser sólo un sustantivo para que también pueda ser considerado un adverbio, donde todos esos sentimientos que me genera pensar en ella, estén representados. Como un sustantivo colectivo, pero esta vez en adverbio. Cosa que cuando me pregunten: "¿Cómo estás?" Yo pueda responder simplemente "Tesis" y me entiendan. ¿Para qué voy a mentir? Y decir: "Todo bien, por suerte", si en realidad la tesis me baja completamente, eh! Entonces con esa respuesta, mi interlocutor ya sabe que: a) tiene que salir corriendo, b) tiene que cambiar de tema y hablar sobre alguno de mis parientes/amigos perdidos, o c) acompañarme en la angustia e invitarme un helado de chocolate con almendras.

Para los que se preguntan en qué instancia estoy, podría decirse que me resta un 30%. Nada mal. Pero se viene heavy, eso sí. Con un té se me pasa todo. Me voy a buscar mi taza.

viernes, 29 de agosto de 2014

No tendrás selfies


Las selfies son furor en las redes sociales y por todos lados es posible ver cómo la gente se contorsiona para tener una "autopic" (como la denominan muchos adolescentes) haciendo andá a saber qué y mostrarse al mundo o "ser copados". Incluso ahora el gancho de venta para ofrecer nuevos celus es tener tremendas cámaras frontales y hasta salieron unas cámaras compactas especiales para sacar selfies. Pero los tesistas no somos su mercado para todo eso. La vida tesística no es para nada atractiva, se los aseguro.

Ojalá tuviera encima la joda que tiene el flaco que apareció por todos lados hace poquito tratando de hacerse una selfie al lado de un tornado. O como esos que vuelan en parapente, esquían en Bariloche (ni te digo Aspen), corren maratones o se van de viaje por ahí. Si yo me saco una selfie tendría veinte mil apuntes detrás y la vista cansada de tanto leer y escribir. Si intentara hacer de esas que son para abajo y se ven las piernas, conocerían mis pantuflas (hace frío acá). ¿Qué puedo hacer que sea llamativo? ¿Una captura de pantalla del Word del momento? ESA SERÍA MI SELFIE. Pero no da, ¡es un bajón! Capaz que podría probar con la comida rica que disfruto de vez en cuando, pero no me ando sacando selfies porque queda de gorda. Tampoco da...

Si antes mis amigos me decían que era una mala onda porque tenía que preparar un final y ese finde no me juntaba, ni te digo cómo se me ríen en la cara cuando les digo que tengo que sí o sí terminar un capítulo de la tesis porque se me termina el plazo. ¿Para qué hacerme una selfie? Si la vida del tesista es lo más aburrido que puede haber. No es digno de documentar fotográficamente. Alta joda la mía, eh!

Menos mal que de vez en cuando me pongo el disfraz de persona cuasi normal y voy al cine para disimular mi desgracia tesística... mientras pienso en las categorías teóricas aplicables a la trama de la película. ¡Tremendo trauma! Y bue... ya llegará el momento en que esas categorías finalmente estén en el papel y sean entregadas a algún des-afortunado para que las corrija.

Me voy a poner las pantuflas, es hora de ponerme a escribir.

SONIDO DEL OBTURADOR: OFF

sábado, 16 de agosto de 2014

Residencia vs. Tesis


Ayer tuve mi colación de grado, pero sin mucha emoción porque recibí mi título intermedio, el de Técnica Universitaria. Entre los que también recibían sus diplomas estaban los egresados de la Facultad de Ingeniería, de Humanas y los de Medicina, que iban primero que los de Sociales. Justo en ese momento, mientras recibían la titulación los que me antecedían, me puse a meditar: ¿Por qué los comunicólogos no tenemos residencias en vez de tener que escribir una tesis?

Tal vez me equivoco porque no soy médica, ni tengo parientes que lo sean y mis amigos son gente que no hace guardias, poro no debe ser muy difícil entender en qué consisten las residencias que tienen que hacer los futuros (mal denominados) docs para finalmente tener su matrícula. Lo más cerca que logré estar del personal que se dedica al cuidado de la salud fue una compañera de pensión que tuve durante los primeros años de Facultad que estaba haciendo sus residencias en una veterinaria. Es válido porque también estudió medicina, animal pero medicina al fin. Le faltaban sus prácticas y ya tenía su título. Iba a la veterinaria, atendía a las mascotas (a veces revisaba al león del zoológico, ¡ojo!) y listo. Después de tantos años de libros y de todos los finales rendidos se supone que tenés la capacidad para resolver las situaciones que se te presentan en el ámbito "casi" laboral. ¡En comunicación tendría que ser lo mismo!

A ver...estudiando Comunicación Institucional, el futuro laboral que me espera supone situaciones de comunicación que voy a tener que resolver, donde voy a "atender" a la institución según sus síntomas y voy a tratar de "curar" y resolver lo que se presente. Entonces, si, supongamos, estoy haciendo mis residencias en "Disney World" y veo que Mickey y Walt no se entienden, elaboro una estrategia de communication para ello. Si veo que, implementándola, Walt y Mickey empiezan a entenderse, ¡ya está! ¡El paciente sigue vivo! Lo veo yo, lo ven Donald, Minnie y Mulán, y Walt y Mickey me lo super agradecen, ¡realmente funcionó! Creo que no es necesario escribir un Manifiesto para certificarlo. Eso debería reflejar que los 5 años de carrera no fueron en vano y soy capaz de enfrentar conflictos de comunicación. ¡Hello!

Tal vez dentro de 500 años las certificaciones de Comunicólogo lleguen después de unas residencias, en vez de tener que esperar a terminar de escribir una tesis. No lo sé... Por el momento no puedo esperar 501 años. Además, ya estoy bastante avanzada como para que me cambien las reglas de juego y me digan: "No escribas más, Paulita, que tenés que ir a hacer residencias y lo que escribiste no va más", me tiro en la vía del tren nuevo que va hasta Gardey, fueeeeeeeeeeeeeeee!!

El certificado de Licenciada parece que va a tener que esperar un par de posts más, pero va queriendo. Me voy a seguir con alguno de los 24 documentos de Word que tengo minimizados en la barra de inicio. Bye.



sábado, 19 de julio de 2014

Vacaciones: sinónimo de Tesis intensa


Están todos on fire porque empezaron las vacaciones de invierno y repiten a cuanta persona ven: "¡Felices vacaciones!". Pero, ¿de qué me están hablando? No sé, no entiendo a qué se refieren. El tesista es tesista siempre. La tesis no admite descanso ni distracciones hasta el día que sea entregada. ¡Que sea yaaaaa!

Todos están preparando los bolsos para ir a visitar a los parientes a otras ciudades o para escapar de ellos a lugares remotos. Se están imaginando la manera desorbitante en la que van a dormir, hacer zapping y mirar películas, aunque sean las de Telefé... Pero eso sólo sucede en la vida real, en la de la gente afortunadamente normal. Pero los tesistas somos casi de otra especie, porque nos encontramos continuamente pensando en la metodología de nuestro proyecto de investigación, en esa palabra que no incluimos en los avances que le mandamos a nuestro director o, incluso, en la incesante espera de sus devoluciones. Y las vacaciones de invierno no califican como excusa para abandonar nuestro lugar. De hecho, creo que es una motivación para que nuestra situación se intensifique. Por supuesto que durante estas dos semanas no se para el mundo como pretexto de inspiración, ya pasó el Mundial que paralizó el país y no sentí ninguna motivación a escribir. Por lo tanto, sólo se mueve más lentamente y a nosotros nos parece que es el momento indicado para ponernos a escribir a full, cuando en realidad siempre fue el momento indicado, durante días hábiles y fines de semana, pero es lo que queremos creer.

¿Y si funciona? En realidad, no sé si va a funcionar, pero voy a poner lo mejor de mí, obvio. Capaz que el tiempo libre que disfrutan los otros me lleva por el mal camino de la imitación y decido irracionalmente "tomarme una semana", pero lo dudo. No es que no quiera, lo deseo con todo mi corazón, como un frasco de kilo y medio de Nutella, pero mi carácter de tesista no me lo permitiría. Y menos mi director, quien justamente ayer me mandó veinte mil correcciones que debo hacerle a los avances que le mandé, así que no voy a poder escapar. De hecho, todas las indicaciones en color me motivan, porque, en cierto modo, tengo cosas que están bien y otras que necesitan revisarse. Lo que significa que estoy un casillero más cerca de la meta: terminar la tesis y entregarla, y por fin retomar el sentido que solían tener LAS VACACIONES.

Me parece que el frío me van a mantener adentro de casa entre los apuntes y la compu. Así que no voy a tener excusa para ponerme a escribir... y de tomar chocolate con churros, ¡si no, no se puede!


sábado, 10 de mayo de 2014

Tres (no) son multitud


El otro día me encontré con una amiga, que también está terminando su carrera pero en otra Universidad, y, entre las cosas que me preguntó para ponerse al día de mi estado general, sonó la típica frase: "¿Cómo vas con la tesis?". Respondí algo así como: "¡Re bien! Avanzando de a poco, pero bien. Contenta", a lo que siguió: "¿Con cuántos la hacés? Porque a nosotros nos permiten un grupo de hasta tres personas para hacerla". ¡PLOP!

Si nos ponemos a pensar en cuestiones metodológicas, hacer un Trabajo Final de Integración (me tengo que meter ese término en la cabeza y sacarme tesis, según mi director) de manera grupal, sería más acertado que hacerlo individualmente. En el mundo laboral, ¿trabajamos solos? No, generalmente en equipo o, mínimo, junto a alguien más. ¿Cómo voy a ser capaz de crear un producto junto a mi cliente si lo último que me enseñaron y tuve que hacer en la Facultad fue un Trabajo individual? "No, señor, no me diga cómo le gustaría que su negocio fuera percibido frente a su público meta, porque yo voy a hacer lo que yo quiera, solita solita. Lero lero."

Si fuéramos dos o tres alrededor de un mismo tema, habría conclusiones más ricas, por el intercambio de ideas y la construcción de narraciones, observaciones y respuestas alternativas, debido a los múltiples puntos de vista disponibles. Además, estoy transitando el final de una carrera social, entonces ¡qué mejor que motivar la interacción y las relaciones interpersonales! Pero, principalmente y más que nada en el mundo, me entusiasma enormemente la idea porque me da muchísima fiaca ir hasta la panadería a buscar algo para acompañar el mate tesitero y, si somos varios trabajando, siempre le va a tocar a alguno diferente comprar las facturas para despertar las neuronas y enchastrar las fotocopias. Dicen que: "Apunte con mate es un apunte leído (y yo le agrego) y bien trabajado."

Finalmente, y para cerrar la cuestión que abordará mi próxima carta a ser elevada al Rectorado respecto de los múltiples autores de una misma tesis, cito las sabias palabras de un docente de la Facultad de Ciencias Sociales: "Las cosas más divertidas se hacen de a tres".

¿Por qué el TFI tiene que ser aburrido? Creo que no.


sábado, 5 de abril de 2014

Paréntesis para futuros tesistas


Antes de seguir desgrabando entrevistas (una actividad monótona, que lleva muchísimo tiempo y que, en este momento, me aburrió), la cabeza me pide a gritos que pare y me tome un descanso. Y escriba el blog, obvio.

Hace unos días, la semana pasada, visité la Facultad por un par de cuestiones. Entre una cosa y la otra me crucé en los pasillos, con gente conocida. Como era de esperarse, me puse al día de esto, lo otro y lo de más allá, pero hubo alguien que me dijo: "Leo tu blog y ahora me da miedo empezar la tesis". ¡Ah, bue! A lo que le respondí: "¡No tengas miedo! Yo sólo estoy brindando un servicio de advertencia acerca de las inclemencias del estado del tesista", o algo más o menos parecido.

No intento atormentar a ningún futuro tesista y mucho menos desanimarlos, sino compartir la experiencia del tesista mundial, el que se encuentra en el camino y también del que está al lado, que sabe que lo tiene que retomar pero le da bastante fiaca y prefiere seguir surfeando por ahí.

Ahora, te digo a vos. ¡Sí, a VOS! Que estás en vísperas de comenzar el Trabajo Final de Integración (como me corrige siempre mi director cuando digo "Te mando avances de la Tesis"): ¡NO TEMAS! Puede ser que te dé un poco de miedo empezar a tesitear debido a mis comentarios y mi experiencia, ¡pero nada que ver! Te recomiendo que te lo tomes con calma y, si tenés el tema elegido, que le des para adelante.

Total, la tesis dura para toda la vida. ¿Muy desalentador? En absoluto. Está bueno saber que nunca vas a estar solo, sino que la tesis siempre va a estar a tu lado, for ever and ever.

To Be Continued...


viernes, 7 de marzo de 2014

Es la hora es la hora


Siempre escribo más o menos en el mismo horario, un poco más temprano o más tarde, pero siempre en la misma franja nocturna. ¿Será que después de estar todo el día junto a la compañía tediosa de la tesis, llega un punto en el que la tolerancia se reduce a casi cero?

Posiblemente sea porque después de varias horas de convivencia llega un momento en el que es necesario comenzar las quejas del día. Como cuando te pasás todo el día en la oficina y el compañero más cercano a tu escritorio, por más que no haga nada, te molesta hasta que respire. Bueno, me pasa casi casi lo mismo, no lo de la oficina, porque trabajo desde casa, por suerte. Pero me afecta en exceso la omnipresencia de apuntes y notas, fotocopias y libros enteros, junto con los doce documentos de Word abiertos en la barra de inicio, porque saco datos de un lado, tomo apuntes de otro y tengo borradores de borradores de borradores por las dudas.

Bueno, es momento de volver a las tareas académicas. Me calmé un poco. Ahora sigo tipeando, aunque ya no sepa qué es lo que escribo gOWNV oiewjofimcmsdokq+ aoimcoae +¿03'2orkef.


jueves, 27 de febrero de 2014

Blog: Prometo no volverte a abandonar.


Hace mucho que no escribo en el blog, hace más de un mes. ¡Demasiado tiempo! "Dejá de escribir el blog y ponete con la tesis", me dijeron. ¿Y qué hice yo? Escuché y dejé de escribir el blog. ¿Me puse con la tesis? No, no hice ninguna de las dos cosas.

Lo intenté. Confieso que lo intenté con todas mis fuerzas. Hubieron días de mucho calor, donde escuchaba el chapuzón de mis vecinos en sus piletas de lona mientras intentaba concentrarme en redactar algo, era completamente una tortura. Me ponía la pila de textos al lado de la compu e intentaba ordenarlos para decir "sí, tengo todo ordenado y claro, voy a empezar", pero con esa música de verano, niños zambulléndose y temperaturas demasiado altas, era imposible. Escribir un poco e intentar terminar otro capítulo más era lo que quería. No pedía inspiración en inmensas dosis para escribir, sólo un poquito. No pretendía ser una Marx dos y mandarme un Capital Bis. No, nada de eso. Mis pretensiones tesísticas eran modestas.

Aviso que para calmar mi conciencia a esta altura del año que recién comienza, la inspiración me invadió un par de veces. No con mucho entusiasmo, pero estuvo de mi lado, y en ese momento mis dedos volaron y empezaron varios capítulos, que ninguno fue terminado aún, por supuesto. Dejar el blog tampoco hizo la gran diferencia. ¡Pero la intención estuvo! Hay que tenerlo en cuenta.

Tal vez ahora tomo envión con la excusa de que "empiezan las clases" y me pongo en modo turbo para ver si puedo avanzar bastante más de lo que lo hice durante el verano. Pero no me arrepiento de mi veranito. Bastante movido y entretenido. Podría decirse que fue bien disfrutado.

Igual, blog, ¡prometo no volverte a dejar nunca! Quedate tranquilo. Perdón por abandonarte y dejarte a la deriva. ¡Me arrepiento! ¡Antes dejo la tesis! De todos modos, ese fue el motivo por el cual te inicié, ¿no?

I LOVE BLOGGING





jueves, 16 de enero de 2014

Empezar otro capítulo, ¡todo un tema!


Anoche me topé con una ensalada de sentimientos encontrados. Por un lado, disfruté la gran alegría de poder terminar el primer capítulo de mi eterna tesis. ¡Qué felicidad! Pero por el otro... después de tanto festejo (interno, por supuesto) me di cuenta que no era una noticia tan buena... Si algo termina, significa que empieza otra cosa. Y esa otra cosa es un capítulo nuevo. Y en realidad, no sé si es lo que quiero...

Ya me había acostumbrado al tema, a los autores y a la forma en la que se relacionaban los conceptos. Estaba cómoda donde estaba. Llegando al final me sentaba a escribir ya sabiendo qué era lo que tenía que poner, porque ¡ya lo sabía! Venía hace rato con lo mismo.

Es como la facultad: deseás terminarla para empezar a trabajar de lo que estudiaste, pero después de rendir el último final te das cuenta que la vida de estudiante se te terminó y que ahora realmente no te queda otra que trabajar. Ese es otro capítulo, que tanto deseaste pero que, ahora que llegó, no querés abordar, porque se trata de empezar un mundo completamente nuevo y no sabés si te vas a acostumbrar. Bueno, así de dramático es mi momento.

¡Terminé un capítulo! Sí todo muy lindo, pero tengo que empezar otro. ¡Buuuuu! Tengo que reiniciar todo el proceso de mentalización sobre la temática que concierne a esa nueva sección. Ponerme a conversar con los autores, que son otros completamente distintos y que no sé si serán más simpáticos, porque medio que me olvidé un poco los puntos importantes que me dijeron cuando cursé la materia que los convocaba y a través de la cual llegaron a mi bibliografía.

No sé. ¡Es todo un tema!


lunes, 6 de enero de 2014

Temporada de verano

Hoy, después de una siesta bien merecida, me puse a corregir un par de cosas que mi director me señaló. Por suerte no fue tan grave, no era demasiado lo que había que arreglar, estaba todo medianamente bien lo que le envié.

Quise cambiar un poco y, en vez del escritorio de todos los días, no tuve mejor idea que trasladarme al patio. Aprovechando que los Reyes habían traído reposeras nuevas, me senté en una en compañía de mi tesis, mientras apoyaba los pies en otra silla y comía garrapiñadas de Año Nuevo.

Parecía todo muy lindo, hasta que los vecinos decidieron hacer uso de su nueva pileta. El problema no vino por que eran como veinte que hablaban y hacían chistes, y menos los niños que jugaban y gritaban como descosidos. No no. Lo que me lastimaba los oídos era el sonido de los chapuzones. ¡Te querés matar!

Ah... lo que hubiera dado por mojar los piecitos aunque sea. Abandonar el teclado por un momento y meterme al agua con un flota flota y una coca bien fresca, de esa que hace transpirar el vaso.

Lo superé. ¡Lo logré! Me negué a pensar que del otro lado del libustro existía el paraíso del momento, y me concentré en mi amigo Schvarstein y compañía. Pude corregir todo y dejé todo bien ordenadito. Mañana va a ser otro día y me va a tocar a mí hacer uso del cocodrilo inflable.

Martes #OFF